Llegó el nuevo libro de MBM, Made in China (Estuario, 2016)

Sobre el libro: textos de Juan Salzano y Roberto Echavarren

Como quien mira la etiqueta de un pedazo de carne que reza “Made in China” y comprueba, fascinado como Baú(l)delAire, que se trata de una olorosa “carroña nuestra”, caduca, que el sol cocina, Barea Mattos escribe en la intersección de la podredumbre humana y el cielo que no miramos.

Como si el mundo no fuera ya sino un viejo mercado abandonado por su(s) dueño(s), en cuyos pasillos interminables y desordenados pulularan las ratas y los sobrevivientes, los vestigios de las obras de arte sin terminar, el hombre y el hambre y la infinita carrera de postas en que ambos se aproximan, el poeta recorre desesperado las ofertas y se pregunta si existe algo más allá (“la vida es una oferta / que hay que saber aprovechar”). Pero se siente “desofertado”, como si ya hubiesen rematado la vida hace rato.

Todo se da cita en el universo “Made in China”, aunque como desecho abandonado, como “tesoro sin fortuna”, como un “mensaje que nunca llega” y que habrá que reescribir una y otra vez: Ginsberg y Whitman, Baudelaire y Dante, Rimbaud y Kafka. El mar y su marea. El bar y su Barea. Porque quizá, luego del naufragio y el olvido, sustraídos a la oferta y la demanda, a la compra y la venta, bellamente de(s)preciados, no quede sino el valor creado por aquellos sobrevivientes que, náufragos o borrachos, flotando de espaldas en el agua o en el suelo, aún comulgan con el “susurro abismal del mar”, de cara al cielo: “Animal echado / al vaivén del respirar. / Tendido en su pelaje, / flotan enfermos hombres / que han sobrevivido.”

Juan Salzano

Poesía de la basura, poesía de la chatarra, señala subproductos de mala calidad, con humor, ironía, cinismo, con el vocabulario de la compraventa y del jingle publicitario, desde el título Made in China nos introduce a un mundo degradado, el que habitamos, poblado de sustitutos baratos, que se han vaciado de deseo y donde la “oferta divina” es apenas “lagañas de óxido”. El cuerpo es parte de la oferta trucha y repele más que atrae con sus “eructos como suspiros”. En este hábitat precario y destartalado “la vida es una oferta” más en medio de la mugre. El feísmo de Martín Barea Mattos deconstruye el hálito poético en minuciosos fragmentos de materiales tóxicos. Los poemas toman la conciencia no sólo de los productos que nos cercan, sino de una calidad de alma que es coherente con ellos, de una vida en oferta cuyo precio es conjetural y a la vez no tiene precio.

Roberto Echavarren